La parroquia solicita donativos para pagar una obra cuyo coste asciende a medio millón de euros y que abarca el exterior y el interior del templo.
Cubierta de andamios, visibles a lo largo de toda la calle Pío XII, y cerrada al culto, la iglesia del barrio de la Concepción afronta un proceso de restauración con el objetivo de que su reapertura tenga lugar en verano, liberada de los vicios arquitectónicos que sufría y con nuevos sistemas de iluminación y climatización acordes a los tiempos que corren. Al párroco, Antonio Carpena, le corresponde buscar los fondos que financien el crédito suscrito para pagar las obras. El coste total supera los 500.000 euros, de los que quedan alrededor de dos tercios por financiar.
El salón parroquial anexo al templo y que tiene capacidad para 300 personas ya ha sido renovado. Acogerá las misas diarias mientras tiene lugar la restauración del edificio principal. «Consiste en un arreglo de las fachada que incluye las piezas que se encuentran rotas, desprendidas y deterioradas, así como el tratamiento de la pintura en la fachada lateral. También actuaremos sobre las veladuras o pátinas del frontal», indicó el arquitecto que dirige los trabajos, Juan de Dios de la Hoz. Para ello, la empresa Pegiro, encargada de las obras, ha colocado un andamio móvil que sube y baja a voluntad.
Saneamiento y renovación
En el interior del edificio, los desperfectos que ha acumulado el templo, construido hace más de un siglo, obligan a hacer también tareas de saneamiento. «Estamos retirando piezas de piedra artificial que estaban completamente deterioradas, con el fin de acabar con las humedades presentes en los zócalos, las paredes y las pilastras», añadió De la Hoz. Entre las zonas más afectadas estaba el revestimiento de la parte posterior del altar, cuya cobertura de tablones de madera se sostenía ya de manera muy precaria.
También están en marcha los trabajos en el presbiterio y en las escaleras que conducen al altar, donde los desniveles obligaban a modificar los peldaños y el solado. El paso del tiempo le ha pasado factura a la instalación eléctrica, que será sustituida en su integridad. Eso permitirá conectar nuevos aparatos de climatización. También sustituir la iluminación, ya que la mayor parte de los focos ya no funcionaban. «Poco a poco se fueron fundiendo y finalmente solo contábamos con una tercera parte en activo», explicaba Antonio Carpena. El cambio por otros más modernos y de menor consumo devolverá la claridad a la iglesia. Contar con megafonía nueva será otra novedad.
Asimismo, se remediará uno de los problemas más visibles. «El reloj de la torre señala siempre las dos y pico de la tarde, la hora de comer», bromeaba un operario de la obra esta semana. Carpena ha contactado con un maestro relojero que reparará el mecanismo para que vuelva a funcionar. «Las campanas sí dan los toques correctos», indicó el párroco.
Aportaciones bien recibidas
«El crédito que tenemos suscrito nos obliga a pagar unos 1.500 euros todos los meses», indicó Carpena. Los ciudadanos pueden contribuir al pago con sus aportaciones, en una cuenta cuyo código es ES2900811110820001206823. El párroco se mostró agradecido con las colaboraciones que va recibiendo, de manera regular. Sin embargo, echó de menos el compromiso tácito que adquirió la vicealcaldesa, Noelia Arroyo, durante el año pasado, de apoyar esta causa de alguna forma. «Confío en que no se ha olvidado de nosotros», subrayó.
La realización de eventos benéficos ha sido imposible durante el último año, pero la parroquia espera una mejora de los datos de la pandemia para poder organizar de nuevo conciertos y otros actos que permitan recabar el mayor número de donativos posible.
Fuente: LaVerdad